lunes, 25 de agosto de 2008

Lesiones de la rodilla




















La rodilla suele ser susceptible a la lesión traumática, sobretodo porque está sujetada en tensión máxima por las dos palancas más largas y potentes del cuerpo (la tibia y el fémur), por lo que de todas las articulaciones que soportan un grado importante de carga, es la más vulnerable al traumatismo, ya sea accidental o repetitivo.


La rodilla es la más voluminosa de las articulaciones humanas y biomecánicamente es una articulación inestable, porque la superficie articular de la tibia es plana y la del fémur tiene forma de elipse careciendo de congruencia para articularse, sin embargo adquiere mayor estabilidad debido al resto de estructuras: meniscos, ligamentos cruzados, ligamentos laterales, cápsula articular, rótula y músculos. Así pues, la estabilidad de la rodilla queda configurada por los elementos situados alrededor de ella y no por las superficies óseas articulares.

Causas del dolor de rodilla


- Comenzar a entrenar sin calentar.
- Corredores de fin de semana y sedentarismo en la vida diaria.
- Terminar de correr sin estirar.
- Tener sobrepeso.
- No alternar días de entreno suave con intenso.
- Calzado inadecuado.
- Cuádriceps débiles, debilidad de los músculos internos del muslo.
- Rodillas en X.
- Torsión tibial (rotación externa de la parte baja de la pierna).
- Aumento demasiado rápido del kilometraje semanal
- Anormalidades estructurales: piernas desiguales en longitud, curva exagerada en la columna vertebral.
- Alteración de la biomecánica de la marcha: pronación excesiva (rotación excesiva de los pies hacia dentro después de entrar en contacto con el suelo, aunque cierto grado de pronación es normal y evita las lesiones ayudando a distribuir la fuerza en todo el pie).
- Supinadores.
- Superficies de entreno duras.
- Rótula asimétrica, demasiado plana.
- Traumatismos directos sobre la rodilla.
- Inestabilidad debida a lesión ligamentosa.
- Anomalías estructurales de la rótula.
- Lesiones de Meniscos.

En general, cuando corremos, la rótula se mueve hacia arriba o hacia abajo sin tocar el fémur, pero si los pies rotan hacia dentro de forma excesiva (pronación), la parte inferior de la pierna se tuerce hacia dentro, llevando la rótula hacia el interior mientras que lo se puede producir por tener la rótula demasiado alta, debilidad del cuádriceps, acortamiento isquiotibiales, triceps sural, etc.

El mejor momento para valorar la rodilla es inmediatamente después de la lesión. Antes de transcurrida una hora desde la lesión, puede existir ya un espasmo muscular protector.

Al cabo de 24 horas puede incluso existir un grado tal de derrame que impida una exploración satisfactoria. Al valorar las lesiones de la rodilla hay que comparar el lado afectado con el sano.

Si existe un derrame, será necesario realizar radiografías.

La lesión de los ligamentos, se produce cuando se realiza un movimiento anormal, o exagerado de la rodilla. El deportista puede ser que siga en actividad, pero cuando ésta cesa, aparecen el dolor y la inflamación.

Los pasos a seguir en cuanto a la recuperación, son similares a los que se llevan a cabo en caso de un esguince de tobillo. Hielo, reposo las primeras 72 hs., y luego se empieza el tratamiento de fisioterapia.

Cuando se lesiona la articulación de la rodilla, debe aplicársele lo antes posible soporte y compresión para controlar el derrame.Si el derrame es muy pronunciado, puede ser que el médico quiera aspirar el fluido bajo condiciones estériles.

La rodilla es una de las articulaciones que se lesionan con más frecuencia y una de las más difíciles de vendar con efectividad. Esta técnica es apropiada para la mayor parte de lesiones, desde la torcedura de ligamentos hasta el higroma. Esta técnica proporciona un excelente soporte y permanece en su lugar, dejando al paciente una cierta libertad de movimientos.

Se usa venda de crepe de 7,5-10 cm, y si se precisa una compresión muy firme usar venda elástica adhesiva. Se coloca un grueso apósito de algodón sobre la rótula. El vendaje se empieza debajo de la rodilla con dos vueltas de fijación alrededor de la pierna, y dando vueltas desde la parte interior de la pierna hacia afuera.

Teniendo cuidado de conseguir la suficiente compresión empleando el grado adecuado de tensión y superposición, se va realizando el vendaje alrededor de la pierna en forma de espiral terminando al final de la rodilla. La vuelta final se asegura con una tira de esparadrapo.

Si se sospecha un esguince, observar los siguientes síntomas: Dolor en la parte interna de la rodilla. Rodilla hinchada y sensible. Sensación de que la rodilla cede Ruido de algo que se rompe en el momento de la lesión.

El tratamiento puede consistir en: colocar hielo sobre la rodilla por 20 ó 30 minutos cada 3 ó 4 horas durante 2 ó 3 días o hasta que el dolor desaparezca, elevar la rodilla colocándola sobre una almohada (para reducir la inflamación), tomar medicamentos antiinflamatorios, colocar una venda elástica alrededor de la rodilla para evitar que la inflamación se agrave, colocarse un inmovilizador en la rodilla o rodillera para evitar el movimiento y que se vuelva a lesionar, y reducir el dolor al moverla, usar muletas hasta que pueda caminar sin dolor, hacer ejercicios de rehabilitación.

En general los ligamentos colaterales mediales desgarrados no se reparan con cirugía.

Con el tratamiento y la rehabilitación apropiada, la mayoría de las personas se recuperan de una lesión del ligamento colateral medial en 2 a 6 semanas. Es muy importante que fortalezca los músculos de la pierna si el ligamento ha quedado suelto después de una lesión.

Haga los ejercicios de fortalecimiento y rehabilitación de la rodilla. Vuelva gradualmente al nivel de actividad que tenía antes. Si siente dolor, póngase en contacto con su profesional médico y reduzca su actividad hasta que no sienta dolor. Pregúntele a su profesional médico si le conviene usar un inmovilizador de la rodilla al practicar deportes. Empiece el tratamiento apenas se produzca o se repita la lesión, y recuerde RHCE: reposo, hielo, compresión y elevación.

Desafortunadamente, la mayoría de las lesiones del ligamento colateral medial se producen en accidentes que no se pueden prevenir. Sin embargo, puede ayudar a prevenir estas lesiones fortaleciendo los músculos del muslo y estirando lentamente sus piernas antes y después de ejercitarse. Cuando esquíe, pídale a un profesional competente que ajuste correctamente las fijaciones para que suelten el esquí al caerse.

Para valorar el dolor meniscal y las inestabilidades. Tenemos que estar atentos a los:

Signos funcionales: Son todas las manifestaciones dolorosas vinculadas a la lesión de la zona periférica (dado que la zona central es muda). Algunos son inespecíficos como el derrame articular, atrofia de cuádriceps o específicos como el dolor a la presión digital, circunscrito a la interlínea articular que emigra hacia adelante al extender la rodilla, y aumenta en el lado interno al efectuar una rotación interna o a las maniobras de compresión-distensión para provocar dolor a nivel del menisco afecto. Estos signos, solo traducen el trastorno funcional de la zona periférica pero no pueden asegurar la rotura meniscal.

Signos mecánicos: Solo existen cuando es posible provocar un desplazamiento anormal del fibrocartílago. El fragmento se interpone como obstáculo al libre juego articular, determinando la aparición de un bloqueo, de un crujido, de un salto o de un resorte. Estos signos pueden aparecer de forma espontánea, como el bloqueo en semiflexión o de forma más larvada como una limitación persistente de los últimos grados de extensión. La provocación del crujido aparece solo en la maniobra que sobrecarga al menisco correspondiente acompañado en ocasiones de dolor o la misma sensación del accidente que lo originó.

Exploración:

El mecanismo de producción de la lesión orientará al diagnóstico. Tras una exploración exhaustiva de la rodilla, se buscarán signos clínicos como:

- Atrofia del cuádriceps.
- Acortamiento de Isquiotibiales.
- Acortamiento de Tríceps sural.
- Ligera hinchazón (derrame sinovial)
- Dolor a la percusión de la rótula con la pierna en extensión.
- Sensibilidad dolorosa a la palpación al presionar la cara posterior de la rótula.
- Contracción refleja del cuádriceps (músculos del muslo), cuando movilizamos la rótula lateralmente.
- Reproducción del dolor, cuando el médico, apoyándose encima del tobillo con la rodilla flexionada a 90º, nos indica que intentemos extender al máximo la pierna.
- Pronación del retropié.
- Roces y chasquidos de la rótula sobre el fémur durante los movimientos de flexoextensión de la rodilla.
- Atrofia (amiotrofia) del cuádriceps, especialmente del vasto interno.
- Déficit de flexibilidad que contribuyen a anormalidad biomecánica fémoro- rotuliana.
- Torsión femoral interna.
- Genu valgo, valgo y recurvatum.
- Rótula alta.
- Rotación interna de la tibia.