miércoles, 28 de octubre de 2009

Hormigueo en las piernas





















El cansancio, la pesadez y el hormigueo son casi siempre síntomas de la mala circulación de la sangre.

Los corredores que padecen problemas de circulación sufren de piernas cansadas, varices, hormigueos e incluso tienen sensación de ardor. Lo mejor para aliviar estas molestias es conseguir un buen funcionamiento del sistema circulatorio (venas, arterias y corazón). De esta forma, todas las células del organismo estarán nutridas, oxigenadas y libres de desechos.


La predisposición genética es una de las causas de los problemas circulatorios, pero también se agrava con el trabajo sedentario, el consumo de tabaco, los cambios hormonales, el sobrepeso y una inadecuada alimentación.

Afortunadamente los corredores, al hacer ejercicio alivian estos problemas, sobre todo si al acabar la sesión de entrenamiento se dan una ducha de contraste alternando chorros con agua fría y caliente en la zona.

Los pies son el vehículo que nos transporta durante la carrera. Se calcula que en una maratón de tres horas los pies impactan unas 10.000 veces a la hora, lo que multiplicado por dos veces nuestro peso puede darnos una idea del sufrimiento de nuestro aparato locomotor.

De las lesiones que sufre un corredor el 60% las padece en los pies y el 29% en las rodillas. Con estos datos nos podemos hacer una idea de la importancia de su cuidado. Las principales causas de lesiones son:

Errores en la técnica.

Suelen venir dados por alguna de las siguientes razones:

Pretender ponerse en forma en poco tiempo y hacer cambios bruscos en la intensidad del entrenamiento.

Transformar los entrenamientos en competiciones. Debemos entrenar a nuestro ritmo, sin picarnos con los que nos rodean.

Calentamientos y estiramientos defectuosos. Son aconsejables 10" de calentamientos y estiramientos antes del entrenamiento y 20" de enfriamientos y estiramientos después.

También en la competición se pueden producir errores que nos pueden producir lesiones:

Salir demasiado rápidos. No calentar. Haber hecho un exceso de estiramientos. No enfriar.

Errores en el material.

Las zapatillas son la parte de nuestro material al que debemos prestar mayor atención. Tenemos que tener en cuenta varios factores: Control del kilometraje. La vida de las zapatillas oscila entre los 800 a 1500 km.

Desgaste de la suela. Si apoyamos bien el pie la parte que más debería desgastarse el la trasera exterior, es decir, donde apoyamos el pie.

Despegue de la suela. Si las zapatillas no son de buena calidad la suela tiende a desgastarse.

Endurecimiento del material, lo que hace que pierda poder de absorción de los impactos.

Deformación de la zapatilla.

Errores estructurales.

Errores en la pisada.

La pisada correcta es la que se hace apoyando con la parte exterior del talón y saliendo con la exterior del metatarso, es decir, justo antes del dedo gordo. Esa diagonal es la que nos da un pisador neutro.

Pronador: Es el corredor que apoya sobre la parte interior del talón.

Supinador: Es el que sale con la parte exterior. En estos casos la corrección se hace con plantillas. También hay zapatillas para corredores con estos defectos.

Otros errores estructurales: Piernas en "equis". Sería el que junta demasiado las rodillas.

Piernas en "paréntesis". Todo lo contrario. Son las que aparecen demasiado arqueadas.

Disimetría. Una pierna más larga que la otra.

Para estos defectos hay plantillas que los solucionan. Otro tema que puede ser causa de hormigueos son los:

Calambres nocturnos en las piernas.-

Los calambres nocturnos en las piernas son espasmos musculares en la pantorrilla Pueden producirse una o muchas veces por la noche, durando de unos cuantos segundos a pocos minutos. Algunas personas los sufren regularmente; otros solo en episodios aislados.

Claudicación intermitente.-

La claudicación intermitente es de hecho un síntoma producido por una obstrucción del flujo de oxígeno en las arterias de la pierna. Causa dolor que suele ocurrir especialmente después del ejercicio y que es aliviado gracias al descanso, pero en casos graves el reposo no ofrece beneficios, y el dolor puede continuar incluso si se está tumbado.

Y por último, un síndrome poco frecuente ; pero que a título de curiosidad lo cito aquí:

El síndrome de las piernas inquietas.-

Síntomas: dificultad para dormir , movimientos persistentes de las piernas durante el sueño urgencia irresistible de mover las piernas , sensibilidad anormal en las piernas (ocasionalmente en los pies, muslos y brazos) sensación de hormigueo o molestia (no se presenta dolor ni calambres) que se alivia con el movimiento de las piernas, se puede presentar durante el día, empeora cuando la persona está acostada.

Nota: los síntomas pueden empeorar durante los períodos de estrés o con un trastorno emocional.

No hay examen específico para el síndrome de la pierna inquieta. Generalmente no se descubre ninguna anomalía estructural o de otro tipo, a menos que también se presente enfermedad nerviosa periférica. Se puede realizar un examen o una prueba para descartar otros trastornos que pueden causar síntomas similares, especialmente trastornos asociados con la claudicación de las piernas. No hay tratamiento conocido para el síndrome de las piernas inquietas. La reducción del estrés y el aumento de la relajación muscular generalmente ayudan a disminuir los episodios de este síndrome. La relajación muscular se puede fomentar con baños calientes, con ejercicios suaves de estiramiento, con masajes o con técnicas similares.